Una Navidad inolvidable by Enid Blyton

Una Navidad inolvidable by Enid Blyton

autor:Enid Blyton [Enid Blyton]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788427209695
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2015-11-26T00:00:00+00:00


Lo que ocurrió en Nochebuena

—Bueno, ¿estamos todos listos? —preguntó Papá Noel de pie junto a su trineo tirado por renos—. ¿El saco va dentro? ¿Lleva todos los juguetes que pedí, sobre todo esos aviones nuevos para los niños? ¿Han comido bien los renos?

—Sí, señor —contestó su ayudante—. ¡Mire cómo patean contra el suelo y agitan los cuernos en el aire! Están deseando marcharse. Adiós, señor. Espero que tenga buen viaje. Verá que lleva muchos juguetes en el saco, y ya sabe qué hechizo tiene que usar si necesita más.

—Muy bien —dijo Papá Noel, y se subió al trineo—. ¡Brrrr! Qué noche más fría. Por favor, enróllame bien la manta alrededor de los pies.

Iba bien abrigado. Cogió las riendas y se dirigió a los cuatro impacientes renos:

—¡Adelante, entonces! Echad a volar y... por lo que más queráis, ¡tened cuidado con los cables antes de aterrizar en los tejados de la gente!

Los cascabeles empezaron a sonar con gran estrépito cuando los renos arrancaron al galope sobre la nieve y luego se elevaron delicadamente en el aire sin dejar de galopar. Solo los renos de Papá Noel podían galopar en el aire. Les encantaba. Era una sensación maravillosa.

Pronto se alejaron del cielo de Juguetelandia y entraron galopando en el de nuestra tierra. Salió la luna, majestuosa, y lo iluminó todo. Papá Noel echó un vistazo hacia abajo.

—¡Ya casi hemos llegado! Bajad un poco, renos, tengo que mirar mi cuaderno para ver los nombres escritos en él... Peter Jones, Sara White, Ben White, Michael Andrews... Todos viven por aquí. Aterrizad en un tejado cercano, renos.

Los animales descendieron al galope. El más grande de todos estaba pendiente de los cables del telégrafo. El año anterior se le habían enganchado las pezuñas en uno y había estado a punto de hacer volcar el trineo. Guio a todos los demás, con mucha cautela, hasta un gran tejado del que sobresalía una chimenea enorme.

Papá Noel bajó del trineo y cogió el saco.

—Aquí hay dos niños —dijo—. Sara y Ben White. Se portan muy bien. Les dejaré unos cuantos juguetes bonitos.

A continuación, desapareció por la chimenea. Los renos lo esperaron pacientemente. Uno de ellos comenzó a piafar sobre el tejado, pero paró enseguida. Se acordó de que le habían dicho que nunca hiciera eso. ¡Oír a alguien dando patadas en el techo podría despertar a los niños de la casa!

El aliento de los renos parecía vapor helado iluminado por la luz de la luna. Se quedaron inmóviles y contemplaron la ciudad silenciosa. Todo aquello era una gran aventura para ellos, así que la disfrutaban minuto a minuto.

Papá Noel asomó la cabeza por la chimenea.

—Tira de mí —le pidió al reno más grande.

El animal volvió la cabeza y acercó la boca al cuello de Papá Noel. Tiró con los dientes de la parte trasera del abrigo del anciano y Papá Noel salió con una sacudida con su saco a la espalda.

—Gracias —dijo—. Debo de haber engordado un poco. Nunca me había quedado atrapado en esta chimenea. Los dos niños estaban profundamente dormidos, renos.



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